miércoles, 20 de marzo de 2013

Expedición al Río Subterráneo San Jerónimo, Gro.

16 de marzo del 2013



Fotografía de Gerardo Jaso, marzo del 2013


... tantas palabras en el cuerpo,
que estalla en crisis letradas en mi esqueleto
en el momento en el que las corrientes de agua
se despiertan de su sueño sonámbulo,
la fauna se levanta de su madriguera sin problemas.
Un sonido de renovación fluye hacia las plantas,
no hay tiempo que perder, ningún segundo a tirar a la basura,
porque los días a gusto bajo el sol están contados.
No es tratando de domar el tiempo
 que vamos a terminar por poseer todo.
Mis frases dan vueltas, en un movimiento planetario,
pero cambian graciosamente de sentido
 a cada estación de la primavera.
Emilio Ríos (2013) poesía en Slam, Québec, Ca
 
Río Subterráneo San Jerónimo, lugar en el que empecé a conocer un nuevo mundo hace ya un poco más de 20 años atrás en compañía de Don Rodolfo Rosas, su hijo Rodrigo y el grupo de alta montaña de la  preparatoria del INHUMYC dirigido en ese entonces por el padre Carlos Cezati. Ahora el grupo de exploradores estuvo integrado por 13 personas entre ellas el maestro Gerardo Jaso, el señor Lino, cuatro exalumnos del curso " La vida en el mundo subterráneo" que durante quince años impartimos en la secundaria del Colegio Madrid con Israel, Karla, Aleli, Alexis y nuevos amigos como Sabina, Laura, Julián, Silvia, Sergio y un joven al que le decían Cheke. A reserva de escribir un texto que relate la experiencia va un avance fotográfico:

En Cacahuamilpa, Gro,

entre veredas, rumbo a la "pérdida" del Río



meditando, entre la lluvia antes del ingreso al inframundo



Acariciando las rocas



Gerardo Jaso, al día siguiente de regresar de la expedición escribió:


Bajo Cacahuamilpa. !!!!!! Excelente ¡¡¡¡¡¡¡¡ El San Jerónimo, río que nos permite vivir el camino y caminar la vida, sentir la solidaridad humana, abrigar a los amigos. Sendero subterráneo que paso a paso nos hace sabernos vulnerables. 9 horas siempre montaña adentro, 8 de ellas nadando, alertas; el agua hasta el cuello, luchando con quimeras; El tiempo se detiene, la oscuridad nos envuelve intensificándose nuestras sensaciones. Llevar a límite el cuerpo y la mente durante 9 horas en condiciones difíciles, me permite revalorar mi entorno, hacer un alto en el camino, mirar en mi interior y valorar lo construido, con lo que siento, pienso y me permite afrontar las vicisitudes. Después de esta experiencia estoy vivo, más vivo que nunca.

Y las siguientes son imágenes desde la mirada de mi gran amigo y espeleólogo:  















... trece... por supuesto Silvia detrás de la lente

No hay comentarios:

Publicar un comentario